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Yamileth Aguilar: una historia de adversidad y superación
La licenciada Yamileth Aguilar, colaboradora del departamento de Contabilidad, de la Dirección Nacional Finanzas, nos relata su historia, un testimonio de resiliencia, amor y fe. Una voz que inspira a nunca rendirse y a creer que siempre que hay una luz al final del camino pese a los obstáculos.
A sus 36 años, Yamileth Aguilar, recuerda como hoy, el día que su vida cambió al recibir el diagnóstico que le informaba que era paciente de cáncer. “Quedé fría, en estado de shock. Lo primero que pensé fue en mi hijo, que entonces tenía siete años”, relató.
Es en ese momento, con tantas incertidumbres y más preguntas que respuestas, que Yamileth inicio de una batalla con fe, amor y esperanza. Su médico le explicó que el tipo de cáncer era tratable, y con ese rayo de luz decidió iniciar el tratamiento, confiando en Dios, le diera una segunda oportunidad.
Durante meses recibió quimioterapias y radioterapias, sufriendo los rigores de los efectos secundarios de sus tratamientos: la caída del cabello, la pérdida del gusto, el debilitamiento muscular y el cansancio extremo. “Mi mamá me alimentaba cada dos horas, aunque no tuviera apetito. Ella fue mi ángel en todo momento” agregó.
Uno de los momentos más difíciles fue cuando sus venas comenzaron a debilitarse por las canalizaciones continuas. “Se me reventaban las venas y sentí miedo, pero un compañero de tratamiento me dio fuerzas para continuar. Fue una de las pruebas más duras, pero no me rendí.”
A lo largo del tratamiento, Aguilar, contó con el apoyo incondicional del personal médico del Centro Hemato Oncológico de Panamá, además de familiares y amigos. “Cada día recibía mensajes de ánimo y palabras de fe. Aprendí que Dios y mi familia son mi mayor fortaleza”, afirma con gratitud.
Su hijo, que entonces era apenas un niño, descubrió la enfermedad al ver su fotografía en una campaña de sensibilización sobre el cáncer. “Se puso muy nervioso, pero supimos explicarle y juntos lo superamos. Ahora es un joven de fe que siempre ora por mi salud”, compartió.
Su esposo fue un pilar fundamental en el proceso. “Me abrazó y me dijo: ‘Vamos a salir de esto’. Y así fue. Seguimos juntos, más fuertes que antes.”
Tras finalizar las terapias, inició un proceso de recuperación física y emocional. “Fue un alivio inmenso. Mi cuerpo empezó a sanar, mi cabello volvió a crecer y poco a poco recuperé fuerzas.”
Hoy, a más de diez años del diagnóstico, asegura que su visión de la vida cambió por completo. “Soy una mujer más fuerte, más hogareña, más agradecida. Aprendí a valorar cada día que Dios me regala.”
Yamileth, desde su recuperación, dedica tiempo a orientar y acompañar a otras mujeres diagnosticadas con cáncer. “Les hablo de la importancia de hacerse chequeos, de seguir las indicaciones médicas y de mantener la mente positiva. La fe y la actitud también son parte del tratamiento.”
Al finalizar la entrevista Yamilteh, envió un mensaje a quienes están luchando con esta enfermedad “El cáncer me enseñó a valorar la vida. No se trata solo de sobrevivir, sino de vivir con propósito y esperanza.”