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Entre la cofia y la cristina: la enfermería, una profesión con vocación de servicio, compromiso y humanidad
En el marco del Día Internacional de la Enfermera, la Aeronaval rinde homenaje a todas las enfermeras del país, principalmente a las que ejercen esta hermosa labor dentro de la institución. Una de ellas que ha consagrado su vida al cuidado, al compromiso y a honrar el uniforme: la subcomisionada enfermera Ingrith Elizabeth Castillo Samudio.
Nacida el 16 de noviembre de 1980 en la ciudad de Panamá, la subcomisionada Castillo Samudio lleva 25 años, 5 meses y 5 días de servicio ininterrumpido en la institución aeronaval, donde no solo ha salvado vidas, sino que también ha formado y guiado a nuevas generaciones de profesionales con sensibilidad y ejemplo.
“Desde joven, mi abuelo Custodio Samudio –que en paz descanse– me motivó a estudiar, me decía que tenía que ser alguien en la vida. Me señalaba un terreno vacío y me decía: ‘Ahí vas a trabajar, en un centro de salud", recuerda con emoción.
Aquellas palabras sembraron en ella una vocación inquebrantable por ayudar a los demás y marcar la diferencia en los momentos más difíciles. Egresada de la Escuela de Enfermería Naval Militar de la Armada de México, su formación le ha dotado de habilidades únicas: desde el manejo de heridas y primeros auxilios hasta el liderazgo en situaciones críticas.
Hoy, como oficial, combina esa vocación de servicio con la responsabilidad de guiar equipos en escenarios de alta exigencia.
“La enfermería dentro de la Aeronaval aporta al bienestar del personal con atención integral en salud, prevención de lesiones, apoyo psicológico y vigilancia constante.
Todo esto fortalece la capacidad operativa y emocional de nuestros compañeros para cumplir sus misiones”, afirma con firmeza.
Ser enfermera naval y oficial implica equilibrio entre el cuidado y la autoridad.
La subcomisionada Castillo lo ha logrado con excelencia: “Mi vocación me impulsa a cuidar con empatía, y mi rango me exige guiar con responsabilidad. Esa unión me permite influir positivamente, fomentar un ambiente de respeto y elevar el desempeño del equipo”. Hoy, como madre, esposa y servidora pública, se siente orgullosa del camino recorrido. “Me emociona saber que he podido brindar esperanza en momentos difíciles.
Salvar vidas, proteger a mi equipo y cumplir con mi vocación es lo que me motiva cada día”, dice con la voz cargada de emoción.
A sus colegas enfermeros y enfermeras en instituciones uniformadas, les deja un mensaje claro: “Nuestra labor va más allá de lo técnico. Es una misión con corazón, entrega y valores. Sigamos creciendo, apoyándonos como equipo, porque nuestra vocación es vital para la seguridad y el bienestar de todos”.
En este Día de las Enfermeras, la Aeronaval destaca con orgullo a la subcomisionada Castillo Samudio, un ejemplo vivo de cómo la entrega, la disciplina y la humanidad pueden ir de la mano, al servicio del país.
Al mirar hacia atrás y reconocer el camino recorrido con entrega y dignidad, la subcomisionada Enfermera Ingrith Elizabeth Castillo Samudio nos deja una enseñanza profunda, anclada en valores que trascienden el uniforme: compromiso, fe y amor al prójimo. En sus palabras y acciones resuenan los pensamientos de la Madre Teresa de Calcuta, a quien cita con devoción: «El que no vive para servir, no sirve para vivir.» «Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal». «Hago mi trabajo con Jesús, lo hago por Jesús, lo hago para Jesús y, por tanto, los resultados son de Él, no míos». Y con humildad, agrega: «A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota». Palabras que resumen la esencia de una enfermera y oficial que ha hecho de su vocación, una misión de vida.
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